lunes, 5 de enero de 2015

Todos somos importantes

Todos somos importantes, la necesidad de lograr una victoria democrática para Venezuela, es de todos. Sin embargo, algo estamos haciendo mal que no nos ha permitido derrotar al enemigo, aun cuando éste está completamente débil, económica y diplomáticamente.
 Los guerreros a la batalla, los intelectuales a la estrategia... y todos a respetarnos

Según mi modo de ver, respetando la opinión de otras personas, el problema está en que si cada grupo de venezolanos que quiere el cambio, decide ir por un camino distinto, incluso en perjuicio de otros que también quieren el cambio democrático, el esfuerzo se convierte en una lucha a ciegas y estéril que finalmente conlleva a la decepción y a la desmovilización… porque si no existe una verdadera organización, y un engranaje real entre cada una de las fuerzas, las personas comunes, o sea, los que usualmente no participan, no se verán motivados a coadyuvar en nada. Es importante que existan diferentes maneras de hacer las cosas, que persigan el mismo fin, con el objeto de que cada quien según, según su personalidad, su nivel académico, su ideología, su profesión u oficio, sienta la posibilidad real de participar, es decir, que las llamadas “personas de a pie”, el ciudadano común, perciba que desde su entorno puede contribuir, sin necesidad de enfrentar violentamente a un funcionario militar o un motorizado armado afecto al gobierno.

Esto no quiere decir que otros no lo puedan hacer. Es importante que cada quien desde sus posibilidades sienta que su contribución vale mucho. Los guerreros a la batalla, los intelectuales a la estrategia, como dice un pequeño fragmento del libro El Arte de La Guerra: “El valiente puede luchar, el cuidadoso puede hacer de centinela, y el inteligente puede estudiar, analizar y comunicar, cada uno es útil a su modo y según sus capacidades”.

Es aquí donde vale la pena leer aquella famosa fábula del colibrí que dice:

Aquel día hubo un gran incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos. En mitad de la confusión, un pequeño colibrí empezó a volar en dirección contraria a todos los demás. Los leones, las jirafas, los elefantes… todos miraban al colibrí asombrados, pensando qué demonios hacía yendo hacia el fuego. Hasta que uno de los animales, por fín, le preguntó: “¿Dónde vas? ¿Estás loco? Tenemos que huir del fuego”. El colibrí le contestó: “En medio de la selva hay un lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio”. Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle “Estás loco, no va a servir para nada. Tú solo no podrás apagarlo”.
Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió:
“Es posible, pero yo cumplo con mi parte.”

Si cada uno de nosotros cumplimos con nuestra parte… aunque sea la de dar el ejemplo, los logros son infinitos, hagamos la prueba.

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