martes, 1 de julio de 2014

“Obedeced más los que enseñan que a los que mandan” San Agustín.

Mientras no haya autoridades que enseñen un buen comportamiento… no habrá pueblo que cumpla con la norma.

Sin ánimos de justificar la irresponsabilidad de algunos conductores que de manera temeraria, manejan infringiendo todo tipo de normas de tránsito... ni mucho menos aprobar que existan algunos que lo hacen sin documentos para conducir, me detengo a pensar en los actos que traen como consecuencia esas acciones.

Son muchos en realidad, pero hay uno en particular que me llama poderosamente la atención y es aquel que proviene de la actuación y el comportamiento de la autoridad,  la autoridad policial.

Hay funcionarios que al parecer nunca en su vida han escuchado la frase "la lay entra por casa" una expresión muy trillada que la hemos escuchado desde niños, pero que lamentablemente no se aplica.

Cuando un ciudadano común observa a un "agente del orden público” o a un oficial de policía, que se come la luz, que da vuelta en “U” en lugares prohibidos, que va hablando por teléfono mientras conduce, o un policía motorizado sin casco... o una patrulla con el vidrio roto... enseguida disminuye el respeto por la autoridad.

La conducta de un policía debe ser impecable, disciplinada, intachable... que enseñe a los ciudadanos cómo debe comportarse ante la sociedad. De lo contrario no hay respeto...
Ya lo decía el conocido Doctor de la Gracia San Agustín: “Obedeced más al que enseña que al que manda”.


Mientras no haya autoridades que enseñen un buen comportamiento… no habrá pueblo que cumpla con la norma.

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