contenidos en la televisión y la radio venezolana?

Andrea Rocha
Villa de Cura.- Decir que el problema de la regulación de los contenidos en la televisión y la radio venezolana de señal abierta es fundamentalmente ético o fundamentalmente jurídico, en mi parecer es inadecuado, pues, aunque hay algo de responsabilidad en cada uno de estos factores, yo agregaría un tercer elemento a esta disputa, el social; y explico por qué. Por una parte, una regulación como la ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión hacía falta en Venezuela, pues luego de su aprobación muchos contenidos como imágenes sexuales y palabras obscenas fueron retirados; además, los contenidos se establecieron con horarios y fue obligatorio el lenguaje de señas para todas las personas de esa condición que, hasta entonces, estaban excluidas. Esto sólo por mencionar unos pocos ejemplos.
No obstante, considero que la ley, o en este caso los entes y personas encargados de aplicarla, no están muy al pendiente de que esta se cumpla con verdadera responsabilidad. Por el contrario, pareciera que sólo son sancionados, reprobados o investigados los hechos que parecen más de carácter político que comunicacional. Eso lejos de dar buena imagen a las instituciones, les resta credibilidad. Aún hoy en día algunos contenidos poseen una alta carga sexual, otros contienen excesiva violencia, realidades crudas que no son expresadas de la forma más pedagógica, los discursos políticos de todos los sectores rayan en la desvergüenza y casi ninguno se dedica realmente a educar, eso pareciera que ningún ente lo ve o lo sanciona.
Por otra parte, los códigos de ética relacionados con esta materia, que en algunos aspectos deberían ser reformulados pues sus contenidos están obsoletos, no son ni siquiera tomados en cuenta por muchos de los que hacen radio o televisión. En este punto es cuando entra en el juego “lo ético”, pues, las leyes pueden ser las mejores del mundo, pero si aquellos que deben cumplirlas no las respetan y aquellos que las deben hacer respetar no se toman la molestia de sancionar, serán solamente letras sobre el papel.
Así pues, la gran mayoría de las personas que hacen radio o televisión no se detienen a pensar en los efectos que los contenidos transmitidos pueden causar en la audiencia, por el contrario, lo único que les importa es el raitting y las jugosas pautas publicitarias que llegan con este.
Sobre este particular me inclino a pensar que se trata de un problema que, en realidad, tiene dos vertientes: por un lado la falta de consciencia y por otra la falta de creatividad, pues no es posible que se continúen mostrando programas con contenidos vacios y cargados de vicios, que lejos de educar a los jóvenes, les inculcan ideas intrascendentes en la cabeza.
Ahora bien, luego de plantear lo que considero son errores tanto en “lo jurídico” como en “lo ético”, debo admitir que la sociedad también tiene culpa en iguales proporciones a los anteriores. Y si alguien piensa que no es así ¿Por qué el raitting de los pocos programas educativos que existen es tan bajo? Viéndolo desde esta perspectiva ningún anunciante querrá invertir en un espacio que no va a ver nadie. Otro ejemplo, y aunque no estamos hablando de la prensa escrita, es válido para explicar ¿Por qué se acaban los diarios, en tal o cual comunidad, cuando un integrante de la misma ha muerto de una forma trágica?
Definitivamente, esto nos dice que sí es un problema de la ley, y que sí existe un problema de consciencia por parte de aquellos que estamos en los medios de información, pero sin duda alguna, también es un problema de la gente, de la sociedad, de todos los venezolanos que nunca nos hemos parado a decir: “¿Qué pasa con esta televisión? ¿Por qué permiten que un político insulte públicamente al jefe del estado? ¿Por qué el jefe del estado insulta públicamente a sus detractores? Queremos que nuestros hijos dejen de ver dibujos animados japoneses en los que una mujer le corta la cabeza a un hombre”. Sin temor a equivocarme, y tomando como referencia una idea, palabras más, palabras menos, del poeta, cantante y escritor Facundo Cabral, la sociedad es, en gran parte, responsable de los terribles males que la aquejan y mientras no despierten jamás saldrán de su propia miseria.
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